martes, 7 de diciembre de 2010

Fábricas en casa (GRUPO 8 ISAM)

Fab Labs 'democratiza' el proceso de producción con una red mundial de talleres.
Ordenadores conectados a televisiones en Sudáfrica o un sistema de energía solar en India. Todos estos proyectos han nacido en Fab Labs -apócope de Laboratorios de Fabricación-, una red de talleres que está democratizando el proceso de producción. Una revolución silenciosa que en 20 años culminará con una máquina capaz de transformar bits en átomos. Al menos eso augura el cerebro que hay detrás de los Fab Labs, Neil Gershenfeld.

Este catedrático del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) es la viva imagen que la sociedad tiene de un científico; al menos, en apariencia: gafas, pelo ensortijado y sonrisa traviesa. "Es común hablar de la revolución digital en telecomunicaciones y en informática. El teléfono pasó de analógico a digital. Y la informática digital nos dio ordenadores. Va siendo hora de hablar de la revolución digital de la fabricación". Los alumnos de Gershenfeld ya trabajan en un aparato que transformará el código binario de la informática en materia. Es el sueño húmedo de la ciencia-ficción: el replicador, esa máquina que en Star Trek preparaba un té de la nada, está de camino. Suena futurista pero teniendo en cuenta que Gershenfeld predijo que los ordenadores se parecerían a los libros -vaticinó el iPad-, puede que tengamos que tomarlo en serio.

Los Fab Labs están plantando la semilla del replicador. Son más de 50 en todo el mundo: Afganistán, Colombia, Kenia, España... "Cada año doblan en número, en 2011 habrá 100", predice Gershenfeld. El primero nació en Boston en 2002 financiado por la Fundación Científica Nacional (EE UU).

La varita mágica que materializa los proyectos no es barata: incluye, entre otros instrumentos, una cortadora láser, una cortadora por control numérico, otra de vinilo; una máquina de fresado por control numérico y una impresora 3D. "Cuesta más de 50.000 dólares, a los que hay que sumar 10.000 (7.559 euros) para materiales y otros 10.000 para acondicionar el edificio del taller", detalla Gershenfeld. Demasiado caro para montar uno en el garaje. "Es el paso previo al replicador. En 20 años las máquinas, el material, el software y el duro trabajo que se hace en un Fab Lab, se simplificará y abaratará. Crearemos una máquina con la que fabricaremos cosas en casa". Gershenfeld tira de analogía: Internet necesitó una habitación llena de ordenadores para funcionar, hoy lo hace en el móvil.
La financiación de los Fab Labs varía: pública, empresas (el de Madrid ha arrancado con el dinero de Absolut Vodka), donaciones...

Link de la noticia: http://www.elpais.com/articulo/Pantallas/Fabricas/casa/elpepirtv/20101206elpepirtv_1/Tes

--> ¿Creeis que son útiles este tipo de fábricas caseras?

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